El constante ruido submarino proveniente de los barcos que navegan por los océanos se ha convertido en una preocupación creciente para los científicos y defensores del medio ambiente. Investigadores de diferentes países se han reunido en la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) en Las Palmas de Gran Canaria, España, para abordar este problema y buscar soluciones que protejan la vida marina.
El impacto del ruido submarino en los océanos
Según los científicos, el ruido submarino generado por los barcos que entran y salen del puerto de Nueva York puede registrarse en las costas europeas, lo cual evidencia la magnitud de este problema a escala global. Los océanos, que albergan una gran diversidad de especies marinas, están en riesgo debido a este ruido constante.
Uno de los enfoques para enfrentar esta situación es entender cómo el ruido afecta a cada especie marina y desarrollar nuevos modelos de hélices que reduzcan el nivel de ruido producido por los barcos. Sin embargo, algunos investigadores plantean la idea de abordar el problema de manera más inmediata y simple: reducir la velocidad de los barcos.
Según estudios realizados por el investigador de Plocan, José Antonio Díaz Ávila, una reducción del 20% en la velocidad de navegación de los barcos puede tener un impacto significativo en la disminución del ruido submarino. Esta reducción no requiere cambios complejos en los sistemas de propulsión de los barcos, lo que la convierte en una solución factible y de bajo costo.
Si bien una reducción de velocidad puede implicar un aumento en los tiempos de entrega y potencialmente mayores costos para las navieras, también se espera una reducción en el consumo de energía. Díaz Ávila sugiere que esta cuestión puede ser regulada legalmente tanto a nivel nacional como internacional, planteando la analogía de las limitaciones de velocidad en las autopistas para prevenir accidentes.
Es importante destacar que el impacto del ruido submarino va más allá de los cetáceos y afecta a todas las formas de vida marina, incluyendo peces, cefalópodos y moluscos. En el mar, el sonido desempeña un papel fundamental para la comunicación, la búsqueda de alimento y la orientación, por lo que el ruido generado por los humanos interfiere en estos procesos vitales.
El problema del ruido submarino es generalizado en todos los océanos, exceptuando algunas áreas como la Antártida y zonas remotas con características acústicas favorables. Incluso en determinadas frecuencias, resulta difícil discernir el “ruido natural” de los océanos debido a la saturación generada por los motores de los buques.
El llamado a tomar medidas concretas para abordar esta amenaza creciente es urgente. La protección de los ecosistemas marinos y la preservación de la vida marina requieren un enfoque integral que involucre la reducción del ruido submarino y el desarrollo de prácticas marítimas más sostenibles. Solo a través de acciones colectivas y regulaciones efectivas podremos garantizar un futuro saludable para nuestros océanos y sus habitantes.
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