El embalse de Chingaza, que suministra el 70% del agua de Bogotá, ha vuelto a mostrar signos de preocupación tras una reciente disminución en su nivel de llenado. Según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), el embalse pasó de un 51% a un 50,6% en solo tres días, rompiendo la tendencia positiva que se había observado desde abril, cuando se inició el racionamiento de agua.
Esta caída en el nivel del embalse ha encendido las alarmas, ya que pone en riesgo la meta de alcanzar un llenado del 70% para octubre. Esta meta es crucial para garantizar un suministro adecuado de agua en 2025, pero las escasas lluvias y el consumo elevado continúan afectando el progreso.
Natasha Avendaño, gerente de la EAAB, explicó que la falta de precipitaciones tanto en el área del embalse de Chuza como en el piedemonte llanero ha sido un factor determinante en esta reducción.
Escasas lluvias afectan el nivel de Chingaza y generan incertidumbre sobre el suministro de agua
La flexibilización de las medidas de racionamiento, que fue anunciada por el alcalde Galán en junio, también ha sido objeto de críticas en el Concejo de Bogotá, pues consideran que podría estar afectando los niveles de Chingaza.
Con el reloj en contra y la ausencia de lluvias, la administración enfrenta el desafío de ajustar sus estrategias para evitar una posible crisis de agua en 2025. Se espera que en los próximos dos meses se adopten medidas más estrictas que involucren a la industria y a otros sectores, con el fin de retomar el control sobre el nivel del embalse y garantizar un suministro adecuado para la ciudad.
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