La temporada de captura del langostino en aguas de jurisdicción argentina en el Atlántico se inició hace una semana sin que, de momento, haya zarpado ningún barco debido a una “crisis sin precedentes” en el sector, según indicaron este martes a EFE fuentes empresariales y sindicales.
“Se ha formado la tormenta perfecta sobre el sector pesquero”, advierten desde el sector empresario.
Nueve cámaras empresariales han cerrado filas para denunciar que soportan una carga impositiva “asfixiante”, un tipo de cambio desfavorable para las exportaciones, precios internacionales a la baja y un marco laboral desactualizado que ha hecho que la actividad deje de ser rentable.
“La temporada del langostino comenzó el 17 de marzo en aguas nacionales, al norte del paralelo 41, y los barcos tangoneros congeladores no han salido debido a la falta de rentabilidad. Por el momento no saldrán”, indicaron a EFE fuentes de la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de Argentina (Capeca).
Producir a pérdida
El sector de la pesca, donde operan empresas de capitales argentinos, españoles y chinos, entre otros, emplea a 46.000 personas de forma directa y a otras 100.000 de forma indirecta.
El pesquero es el quinto mayor sector exportador de Argentina, con envíos que totalizaron los 1.981 millones de dólares en 2024, de los cuales unos 600 millones correspondieron a colocaciones de langostinos principalmente en los mercados de España y China.
La demanda internacional del langostino ha bajado y, con ello, los precios.
Además, como ocurre con el resto de la manufactura, la fortaleza del peso argentino ha hecho perder competitividad a las exportaciones pesqueras del país.
Los empresarios se quejan de la fuerte presión tributaria en el país suramericano y del aumento en febrero pasado de los derechos de exportación para los productos pesqueros.
También de los elevados costes laborales: mientras a nivel internacional los costes por tripulación representan un 33 % de la producción de un barco, en Argentina esa proporción se eleva al 60 %.
Esta conjunción de factores hace que las empresas operen a pérdida ya que, según la industria, por cada dólar obtenido por lo que se pesca, el coste es de 1,21. Por ese motivo, las empresas han decidido dejar los buques en los puertos.
Según fuentes de Capeca, el diálogo está abierto tanto con el Gobierno del presidente Javier Milei como con los sindicatos, “pero de momento sin avances concretos”.
Preocupación sindical
Los sindicatos también están preocupados por la crítica situación que atraviesa la actividad y sus potenciales efectos en la continuidad de las empresas y la estabilidad laboral.
Pero se resisten a un recorte drástico en sus salarios como solución a la crisis de rentabilidad del sector.
Según explicó a EFE Jorge Frías, secretario general de la Asociación de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, uno de los sindicatos del sector, los trabajadores ya tributan un 35 % de sus ingresos y ahora los empresarios proponen una rebaja del 30 % en los salarios de los trabajadores, que cobran en función de los volúmenes de captura y procesamiento.
“Los trabajadores estamos dispuesto a salir a pescar. El sector empresario no logra que el Gobierno le quite los impuestos y entonces plantea reducir el salario. La solución no puede ser que solo un sector sea el que ceda”, señaló Frías, quien solicitó al Gobierno una audiencia “urgente” que aun no ha sido concedida.
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EFE