Una nueva investigación ha puesto de manifiesto que el cambio climático está exacerbando las turbulencias de aire claro, lo que plantea un desafío cada vez mayor para la industria de la aviación. Estos hallazgos, publicados en Geophysical Research Letters, indican que los vuelos comerciales en diferentes partes del mundo ya están experimentando los efectos negativos de estas turbulencias y que es probable que el problema empeore en el futuro.
Una investigación revela cómo el cambio climático está afectando negativamente a las turbulencias de aire
La turbulencia de aire claro, también conocida como CAT por sus siglas en inglés, se refiere a una forma particularmente severa de turbulencia que ocurre en áreas donde el cielo está despejado y sin nubes. Durante el vuelo, las aeronaves se ven sacudidas violentamente como resultado de estas turbulencias. Según los científicos que llevaron a cabo el estudio, las condiciones de vuelo han empeorado significativamente en una de las rutas aéreas más transitadas, el Atlántico Norte, en los últimos 40 años.
Utilizando datos atmosféricos recopilados entre 1979 y 2020, los investigadores examinaron 21 medidas diferentes de turbulencia para determinar la tendencia a lo largo del tiempo. Descubrieron que la duración anual de los episodios más severos de turbulencia de aire claro ha aumentado en un 55% desde finales de la década de 1970 en el Atlántico Norte. Los expertos atribuyen directamente este problema al cambio climático y predicen que empeorará en los próximos años.
La turbulencia severa en aire claro sobre el Atlántico Norte ha aumentado de 17,7 horas en 1979 a 27,4 horas en 2020, lo que representa un incremento del 55%. Además, los episodios de turbulencia moderada y ligera también han experimentado aumentos del 37% y 17%, respectivamente, en la misma región.
Paul Williams, uno de los autores del estudio y científico atmosférico de la Universidad de Reading, destacó que el impacto futuro del cambio climático en la turbulencia de aire claro ha sido objeto de investigación durante una década. Sin embargo, este estudio proporciona evidencia sólida de que el problema no es nuevo y que ha estado afectando a la industria de la aviación durante al menos cuatro décadas. Williams advierte sobre la necesidad de invertir en sistemas de pronóstico y detección de turbulencias mejorados para evitar vuelos más accidentados en las próximas décadas.
Si bien el estudio se centró en los efectos históricos en el Atlántico Norte, las turbulencias de aire claro no se limitan a esa región. Los investigadores también han observado un aumento de este fenómeno en rutas comerciales concurridas en el Atlántico Sur, Europa, Medio Oriente y Estados Unidos.
La turbulencia de aire claro plantea un desafío significativo debido a su naturaleza prácticamente indetectable para los instrumentos modernos de las aeronaves. Además, estas turbulencias son difíciles de predecir, ya que se generan a partir de remolinos localizados y a pequeña escala.
Este no es el primer impacto del cambio climático en la industria de la aviación. Ya se ha documentado el aumento de la cizalladura del viento, un cambio brusco en la velocidad y dirección del viento, que representa un peligro durante el despegue y el aterrizaje de las aeronaves, afectando su estabilidad y altitud.
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