La miel es uno de los productos naturales más apreciados por sus propiedades nutritivas y medicinales. Pero, ¿sabes cómo la elaboran las abejas a partir del polen que recolectan de las flores? En este artículo te explicamos el fascinante proceso de transformación que ocurre dentro de la colmena y los diferentes tipos de miel que existen según su origen floral.
Las abejas son insectos sociales que viven en colonias organizadas jerárquicamente. Dentro de cada colmena hay una abeja reina, que es la única que se reproduce, miles de obreras, que se encargan de recolectar el polen y el néctar de las flores, y unos cientos de zánganos, que son los machos que fecundan a la reina.
El polen es el polvo fino que producen las flores y que contiene los gametos masculinos de las plantas. El néctar es un líquido dulce y azucarado que también se encuentra en las flores y que sirve para atraer a los polinizadores, como las abejas.
¿Qué es la miel y cómo se hace? Descubre los beneficios de los distintos tipos de miel
Cuando una abeja visita una flor, parte del polen se adhiere a sus patas y a su cuerpo, y lo transporta a otras flores, favoreciendo así la reproducción vegetal. Además, la abeja almacena parte del polen en unas bolsas especiales que tiene en sus patas traseras, llamadas corbículas, y lo lleva a la colmena para alimentarse.
El néctar, en cambio, lo succiona con su lengua y lo almacena en un órgano llamado buche melario, situado en su abdomen. Allí, el néctar se mezcla con unas enzimas que empiezan a transformarlo en miel.
Cuando la abeja llega a la colmena, regurgita el néctar parcialmente procesado y se lo pasa a otra obrera, que lo vuelve a regurgitar y se lo pasa a otra, y así sucesivamente hasta que el néctar llega a las celdas de los panales, donde se almacena la miel.
La magia de la miel: cómo las abejas transforman el néctar en oro líquido
En las celdas, el néctar sigue sufriendo cambios químicos gracias a las enzimas y a la evaporación del agua. Así, el néctar se convierte en una sustancia más espesa, viscosa y dulce: la miel. Las abejas sellan las celdas con una capa de cera para proteger la miel de la humedad y de posibles intrusos. La miel es el alimento principal de las abejas durante el invierno, cuando no hay flores disponibles.
La miel puede tener diferentes colores, aromas y sabores según el tipo de flores de las que procede el néctar. Así, podemos encontrar miel de romero, de lavanda, de azahar, de eucalipto, de tomillo, etc. Cada una tiene unas propiedades específicas que pueden beneficiar nuestra salud. Por ejemplo, la miel de romero es buena para el hígado, la de lavanda para la piel, la de azahar para los nervios, la de eucalipto para las vías respiratorias y la de tomillo para las infecciones.
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