En la historia, tres trágicos sucesos marcaron la historia con la sombra de la radiación atómica: las explosiones en Hiroshima y Nagasaki en 1945 y la catastrófica explosión en la central nuclear de Chernobyl en 1986. Aunque las bombas en Japón causaron una devastación inmediata y mayor pérdida de vidas, la situación actual difiere considerablemente entre las ciudades niponas y Chernobyl.
En Hiroshima y Nagasaki, la elección estratégica de las ciudades altamente pobladas y la explosión aérea provocaron una gran destrucción en las edificaciones y pérdida de vidas. Sin embargo, con el tiempo, la radiación decayó y permitió la habitabilidad de ambas ciudades, donde la población pudo recuperarse y reconstruir sus vidas.
En contraste, la explosión de Chernobyl no fue tan destructiva en términos de infraestructura y pérdida humana inmediata. No obstante, la alta cantidad de combustible nuclear involucrado (180 toneladas frente a 1 kg en las bombas atómicas) y la explosión a nivel del suelo provocaron una liberación masiva de radiación que persistió en el suelo a lo largo del tiempo, tornando la zona inhabitable.
El alto contenido de radiación en Chernobyl, junto con la forma de la explosión y la cantidad de combustible involucrado, se convirtieron en la razón principal por la que la zona se mantiene deshabitada y se ha convertido en una ciudad fantasma. Mientras la naturaleza recupera su lugar en Chernobyl, Hiroshima y Nagasaki han superado las secuelas de la guerra, dejando un doloroso recuerdo de la tragedia ocurrida, pero con la esperanza de un futuro sin la presencia agobiante de la radiación.
De interés: ‘The Last of Us’ tendrá una serie en HBO de la mano del creador de ‘Chernobyl’
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