Científicos japoneses crean piel viva para robots, acercándolos a la realidad

Sandra Hoyos

En el mundo de la robótica, un nuevo avance está desafiando los límites de lo que se considera posible. Investigadores de la Universidad de Tokio han desarrollado una técnica para unir piel viva a robots humanoides, un logro que podría marcar un paso crucial hacia la creación de máquinas indistinguibles de los humanos.

El equipo, dirigido por el profesor Shoji Takeuchi, se inspiró en la estructura natural de los ligamentos de la piel humana para crear “anclajes” que fijan la piel a la superficie robótica. Este método innovador ofrece una unión más fuerte y duradera que las técnicas anteriores, permitiendo que la piel se flexione y se mueva de forma natural sin romperse.

Las implicaciones de este avance son amplias. La piel viva no solo dotaría a los robots de un aspecto más realista, sino que también podría mejorar su capacidad de interactuar con el entorno y con los humanos.

La piel, como órgano sensorial vital, proporciona información sobre la temperatura, la humedad y la textura, características que actualmente son difíciles de replicar en robots con materiales sintéticos.

Hacia robots con “sentido del tacto”: la piel viva podría mejorar la detección sensorial

La piel viva podría usarse para crear robots humanoides más adecuados para roles que requieren interacción social, como la atención médica, la educación o la atención al cliente. La empatía y la conexión emocional son cruciales en estos campos, y la piel realista y las expresiones faciales mejoradas podrían ayudar a los robots a generar confianza con las personas.

El equipo de Takeuchi no se detiene en la piel. Su próxima meta es desarrollar un sistema vascular para la piel robótica, imitando la red de vasos sanguíneos y linfáticos del cuerpo humano. Esto proporcionaría a la piel un suministro de nutrientes esencial para mantener su salud a largo plazo, mejorando aún más su durabilidad y realismo.

Si bien la investigación abre posibilidades emocionantes, también presenta desafíos. Garantizar la consistencia y la calidad de la piel viva a gran escala será un reto. Además, existen cuestiones éticas que deben considerarse cuidadosamente, como el trato adecuado de las células vivas y la posible deshumanización de la interacción humano-máquina.

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