El agua caliente puede ser un gran aliado para relajar los músculos tensos y aliviar el estrés después de un largo día. Sin embargo, bañarse frecuentemente con agua muy caliente puede tener efectos adversos en la piel y el sistema circulatorio.
Cuando te sumerges en un baño tibio, los vasos sanguíneos de la piel se dilatan, lo que puede mejorar la circulación en el corto plazo. Pero una exposición prolongada al calor intenso puede debilitar las paredes de los vasos sanguíneos y provocar problemas circulatorios a largo plazo.
Además, este tipo de baños puede despojar a la piel de sus aceites naturales, dejándola seca y propensa a irritaciones. En casos extremos, el baño excesivo con agua caliente puede incluso conducir a quemaduras de primer grado.
La Verdad Sobre el Agua Caliente y la Piel: Lo que Necesitas Saber
Por eso, es importante equilibrar los baños calientes con cuidados posteriores, como hidratar la piel adecuadamente y limitar la duración y frecuencia de estos baños para mantener una piel saludable y una circulación óptima.
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