Un número cada vez mayor de jóvenes en Corea del Sur está optando por el aislamiento social extremo, retirándose por completo de una sociedad que impone un alto precio por no cumplir con las expectativas.
Estos jóvenes reclusos, conocidos como hikikomori, han generado preocupación en un país que enfrenta una baja tasa de fertilidad y una disminución en la productividad.
Ante esta situación, las autoridades están ofreciendo a los jóvenes que cumplen ciertos criterios de ingresos una asignación mensual para sacarlos de sus hogares y ayudarlos a reintegrarse a la sociedad.
Hikikomori: La tendencia en auge que preocupa a Corea del Sur y su impacto social
El Ministerio de Igualdad de Género y Familia de Corea del Sur describe a los jóvenes solitarios como aquellos que han vivido confinados en un espacio durante un período prolongado, aislados del mundo exterior y que tienen dificultades significativas para llevar una vida normal.
El objetivo de los incentivos financieros a los hikikomori es permitir que estos jóvenes recuperen su vida diaria. Además del estipendio mensual para subsistencia, también pueden solicitar subsidios para servicios de salud, educación, asesoramiento, servicios legales, actividades culturales y hasta “corrección de apariencia y cicatrices”.
Sin embargo, los jóvenes que han experimentado el aislamiento social argumentan que simplemente arrojar dinero al problema no lo resolverá por completo.
Algunos consideran reconfortante el autoaislamiento, ya que les permite evitar la fatiga y la ansiedad asociadas con enfrentarse al mundo exterior. Sin embargo, reconocen que ser un hikikomori no es sostenible a largo plazo.
Según el Instituto de Salud y Asuntos Sociales de Corea, alrededor de 340,000 personas de 19 a 39 años, lo que representa el 3% de este grupo de edad, se consideran solas o aisladas. El país también ha experimentado un aumento en los hogares unipersonales y en la cantidad de “muertes solitarias”.
La reclusión no está exclusivamente relacionada con dificultades financieras, como afirman algunos jóvenes que han recibido apoyo financiero de sus padres durante su aislamiento.
Lo que comparten en común los hikikomori es la sensación de no cumplir con los estándares de éxito impuestos por la sociedad o sus propias familias.
Algunos pueden sentirse desajustados porque no siguen carreras profesionales convencionales o pueden haber sido criticados por sus bajos puntajes académicos.
La cultura de la vergüenza en Corea dificulta que los jóvenes solitarios hablen abiertamente sobre sus problemas, lo que contribuye a su aislamiento.
Sin embargo, se espera que una sociedad que ofrezca una mayor variedad de trabajos y oportunidades educativas sea más acogedora para aquellos que se sienten solos.
Los programas y espacios de apoyo están surgiendo para ayudar a estos jóvenes a recuperar su vida social y encontrar un sentido de pertenencia en la sociedad.
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