¿Te has preguntado alguna vez por qué sientes un apetito voraz después de hacer ejercicio? No eres el único. Muchas personas experimentan un aumento del hambre tras una sesión de entrenamiento, lo que puede llevar a comer más de lo necesario y sabotear los objetivos de salud y fitness. ¿A qué se debe este fenómeno y cómo podemos evitarlo?
La respuesta tiene que ver con las hormonas que regulan el apetito y el gasto energético. Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo quema calorías para obtener energía y mantener la temperatura corporal.
Esto provoca una disminución de los niveles de glucosa en sangre, el combustible principal de las células. Al mismo tiempo, se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, que estimulan el metabolismo y la quema de grasa, pero también aumentan el apetito.
Ejercicio y apetito: qué comer antes y después de entrenar para el hambre
Por otro lado, el ejercicio también libera endorfinas, unas sustancias químicas que nos hacen sentir bien y reducen el estrés. Estas endorfinas pueden influir en nuestro estado de ánimo y en nuestras decisiones alimentarias, haciéndonos más propensos a elegir alimentos altos en grasas y azúcares, que nos proporcionan una recompensa inmediata y placentera.
Entonces, ¿qué podemos hacer para controlar el hambre después de hacer ejercicio y no caer en la tentación de comer en exceso? Aquí te damos algunos consejos:
– Hidrátate bien antes, durante y después del ejercicio. El agua ayuda a regular la temperatura corporal, a eliminar toxinas y a prevenir la deshidratación, que a veces se confunde con el hambre.
– Come algo ligero antes de entrenar. Un snack que contenga carbohidratos complejos y proteínas te dará energía y evitará que llegues al ejercicio con el estómago vacío.
– Planifica tu comida post-entrenamiento. Lo ideal es comer dentro de la hora siguiente al ejercicio, para reponer los depósitos de glucógeno y favorecer la recuperación muscular. Elige alimentos que contengan carbohidratos complejos, proteínas magras y grasas saludables, como una ensalada de pollo con quinoa o un batido de frutas con yogur griego.
– Escucha a tu cuerpo. Aprende a diferenciar entre el hambre física y el hambre emocional. Si sientes un antojo repentino de algo dulce o salado, puede que se deba a un desequilibrio hormonal o a un estado de ánimo bajo. En ese caso, intenta distraerte con otra actividad o busca una alternativa más saludable, como una pieza de fruta o un puñado de frutos secos.
– No te obsesiones con las calorías. El ejercicio no es una excusa para comer lo que quieras ni una forma de castigarte por lo que has comido. El ejercicio es una forma de cuidar tu salud física y mental, y debe ir acompañado de una alimentación equilibrada y variada. No te centres solo en las calorías que quemas o consumes, sino en la calidad y cantidad de los nutrientes que ingieres.
¡Síguenos en Google News, Facebook y Twitter para mantenerte informado con las mejores noticias!
Lea también: Cómo elegir la mejor hora del día para hacer ejercicio según tu objetivo