En la actualidad, los microplásticos, diminutas partículas de plástico menores a 5 milímetros, se han convertido en una amenaza omnipresente para la salud humana y el medio ambiente. Se infiltran en nuestros océanos, aire, alimentos e incluso agua potable, sin que lo sepamos.
¿Cómo nos exponemos a los microplásticos?
La exposición a estos componentes ocurre de diversas maneras, principalmente a través de la ingesta e inhalación.
1. Bolsitas de té:
Sorprendentemente, las bolsitas de té, aparentemente inofensivas, pueden contener plástico de polipropileno no biodegradable. Un estudio reveló que una sola taza de té preparada con una bolsita de plástico libera hasta 11.600 millones de microplásticos y 3.100 millones de nanoplásticos.
2. Vasos de papel:
Los vasos de papel, que parecen ser una alternativa ecológica a los de plástico, también albergan un peligro oculto. El revestimiento de polietileno de alta densidad (HDPE) en su interior libera microplásticos en la bebida caliente.
3. Bandejas de cubitos de hielo de plástico:
Las bandejas de hielo de plástico liberan estas partículas en el agua al congelarse. Las partículas de plástico tienden a flotar en la superficie y quedan atrapadas en el hielo.
4. Recipientes de plástico para microondas:
Calentar alimentos en recipientes de plástico para microondas puede liberar más de 2 mil millones de nanoplásticos y 4 millones de microplásticos por centímetro cuadrado.
5. Tablas de cortar de plástico:
Las tablas de cortar de plástico, al ser usadas, desprenden microplásticos que contaminan los alimentos. Un estudio encontró que las de polipropileno liberan entre 5 y 60% más de microplásticos que las de polietileno.
Los impactos en la salud:
Los efectos en la salud del consumo de microplásticos aún se investigan, pero la evidencia sugiere graves consecuencias:
Inflamación crónica: Los microplásticos desencadenan una respuesta inmune similar a la lucha contra virus o bacterias, pero el cuerpo no puede descomponerlos, lo que genera inflamación persistente asociada a enfermedades como diabetes, problemas cardiovasculares y cáncer.
Daño celular: Los microplásticos pueden dañar directamente las células, como se observó en un estudio donde el 75% de las células renales cultivadas murieron tras dos días de exposición a estas partículas.
Disrupción hormonal: Estos componentes contienen químicos que pueden alterar el sistema hormonal, afectando la fertilidad, el desarrollo y el metabolismo.
Problemas reproductivos: Se ha encontrado evidencia de microplásticos en placentas humanas, lo que podría afectar el desarrollo fetal.
¿Qué podemos hacer?
Si bien la presencia de estos componentes en nuestro entorno es un problema complejo, podemos tomar medidas para reducir nuestra exposición:
Evitar productos con plástico: Optar por alternativas como bolsas de té de hierbas sueltas, vasos de vidrio o acero inoxidable, bandejas de hielo de metal o silicona, y recipientes de vidrio para microondas.
Elegir tablas de cortar de vidrio o bambú.
Beber agua filtrada.
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