Las bebidas energéticas son populares entre muchas personas que buscan un impulso de energía, concentración o rendimiento físico. Sin embargo, estas bebidas pueden contener altas cantidades de cafeína, azúcar, taurina y otras sustancias estimulantes que pueden tener efectos adversos en la salud, especialmente en las mujeres embarazadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de cafeína durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, bajo peso al nacer y síndrome de abstinencia neonatal.
La OMS recomienda limitar el consumo de cafeína a menos de 300 mg por día durante el embarazo, lo que equivale a aproximadamente dos tazas de café o cuatro latas de bebida energética.
Las bebidas energéticas: un peligro oculto para las mujeres embarazadas
Además, el consumo excesivo de azúcar puede provocar un aumento de peso excesivo, diabetes gestacional, hipertensión arterial y complicaciones en el parto. El azúcar también puede afectar al desarrollo del feto, ya que puede atravesar la placenta y alterar el equilibrio hormonal y metabólico del bebé.
La taurina es un aminoácido que se encuentra naturalmente en el cuerpo humano y que tiene funciones importantes en el sistema nervioso, cardiovascular e inmunológico. Sin embargo, la taurina sintética que se añade a las bebidas energéticas puede tener efectos desconocidos en el organismo, especialmente en el embarazo.
Algunos estudios han sugerido que la taurina podría interferir con el desarrollo del cerebro y los ojos del feto, así como con la formación de la placenta.
Otras sustancias que se suelen añadir a las bebidas energéticas son la glucuronolactona, la guaraná, el ginseng, la carnitina y las vitaminas del grupo B. Estas sustancias pueden tener efectos estimulantes, antioxidantes o antiinflamatorios, pero también pueden interactuar con otros medicamentos o suplementos que tome la mujer embarazada. Además, no hay suficiente evidencia científica sobre su seguridad y eficacia durante el embarazo.
Por todo ello, se recomienda a las mujeres embarazadas que eviten consumir bebidas energéticas o que consulten con su médico antes de hacerlo. En su lugar, pueden optar por otras fuentes naturales y saludables de energía, como frutas, frutos secos, cereales integrales, agua y té verde.
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