La demencia es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, con un impacto significativo en los individuos, sus familias y los sistemas de salud. Sin embargo, hay buenas noticias: ciertos hábitos pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollarla.
Hábitos que protegen contra la demencia
Uno de ellos es la actividad física, que no es solo buena para el corazón; también lo es para el cerebro. Ejercicios como caminar, nadar o realizar aeróbicos incrementan el flujo sanguíneo en el cerebro, promoviendo la salud cardiovascular y la formación de nuevas conexiones neuronales. Estas actividades fortalecen la resiliencia cerebral y reducen el riesgo de demencia.
También ayuda una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, frutos secos y pescados grasos, aporta antioxidantes que protegen las células del estrés oxidativo y ácidos grasos omega-3, esenciales para la salud y función cerebral a largo plazo.
Mantener el cerebro activo a través de la lectura, el aprendizaje de nuevas habilidades o la participación en actividades intelectuales ayuda a construir reservas cognitivas. Estas actúan como un amortiguador contra el deterioro cognitivo, proporcionando al cerebro una mayor capacidad para compensar los daños que puedan surgir con el tiempo.
Un sueño adecuado es vital para la salud cerebral. Un período de descanso inadecuado ha sido asociado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Por ello, es crucial mantener hábitos regulares de sueño y crear un ambiente propicio para el descanso.
El estrés crónico también puede tener efectos negativos en el cerebro. Una gestión efectiva del estrés, a través de técnicas como la meditación, el yoga o la terapia, puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo.
Es válido reseñar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo viven con demencia, y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. Esta cifra se espera que se triplique para el año 2050 debido al envejecimiento de la población y otros factores.
Tipos de Demencia: La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de deterioro cognitivo, representando alrededor del 60-70% de los casos. Otros tipos importantes incluyen la demencia vascular, con cuerpos de Lewy, la frontotemporal y la demencia mixta (que combina características de varios tipos).
Además de los hábitos mencionados, existen otros factores de riesgo modificables asociados con la demencia. Estos incluyen la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la obesidad, el tabaquismo, la inactividad física, el aislamiento social y la depresión.
Así que adoptar estos hábitos saludables puede ser una estrategia efectiva para reducir el riesgo de demencia. Es importante recordar que la prevención comienza con la conciencia y la implementación de cambios positivos en el estilo de vida.
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