La serotonina, comúnmente conocida como la hormona de la felicidad, juega un papel crucial en la regulación de nuestro estado de ánimo, sueño, apetito y más. Sin embargo, cuando los niveles de este importante neurotransmisor caen, pueden surgir una serie de señales de advertencia que afectan nuestra calidad de vida.
A continuación, exploramos los signos más comunes que pueden indicar niveles bajos de serotonina y cómo estos impactan en nuestro día a día.
¿Estás en riesgo? Señales de que tu serotonina podría estar en niveles bajos
Depresión y Ansiedad:
La relación entre la serotonina y los trastornos del estado de ánimo es bien conocida. La depresión y la ansiedad pueden ser tanto una causa como un resultado de la baja serotonina. Estos trastornos pueden manifestarse en forma de tristeza persistente, falta de interés en actividades previamente disfrutadas y una sensación general de inquietud o nerviosismo.
Alteraciones del Sueño:
La serotonina regula nuestro ciclo circadiano, por lo que niveles insuficientes pueden traducirse en insomnio, fatiga crónica o patrones de sueño irregulares. Estos problemas de sueño no solo afectan la energía diaria, sino también la capacidad cognitiva y el rendimiento general.
Dificultades Cognitivas:
La serotonina influye en áreas del cerebro responsables de la memoria y el aprendizaje. Por lo tanto, su deficiencia puede llevar a problemas de concentración, olvidos frecuentes y dificultades para procesar nueva información.
Cambios en el Apetito y el Peso:
Un desequilibrio en los niveles de serotonina puede provocar cambios significativos en el apetito, lo que puede resultar en pérdida o ganancia de peso inesperada. Esto se debe a que esta hormona tiene un papel en la regulación de la saciedad y el hambre.
Sensibilidad al Dolor:
La serotonina también modula nuestra percepción del dolor. Niveles bajos pueden aumentar la sensibilidad al dolor, lo que puede afectar la calidad de vida y la capacidad para realizar actividades cotidianas.
Es importante destacar que estos signos pueden ser indicativos de otros problemas de salud, por lo que es esencial consultar con un profesional médico para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Mantener un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés, puede ayudar a mejorar el bienestar general.
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