El azúcar es un ingrediente que se encuentra en muchos alimentos y bebidas que consumimos a diario. Sin embargo, un exceso de azúcar puede tener efectos negativos en nuestra salud, tanto física como mental.
En este artículo te explicamos cuáles son los efectos del azúcar en el cuerpo y cómo reducir su consumo de forma saludable.
Los efectos del azúcar en el cuerpo
Esta es una fuente de energía para el organismo, pero cuando se consume en exceso puede causar diversos problemas, como:
– Obesidad: aporta calorías vacías, es decir, sin nutrientes esenciales. Además, estimula la producción de insulina, una hormona que favorece el almacenamiento de grasa en el cuerpo.
– Diabetes: el consumo excesivo puede provocar resistencia a la insulina, lo que impide que las células capten la glucosa de la sangre y la utilicen como energía. Esto eleva los niveles de azúcar en la sangre y puede dañar los órganos vitales.
– Enfermedades cardiovasculares: aumenta los niveles de triglicéridos y colesterol malo (LDL) en la sangre, lo que favorece la formación de placas de ateroma en las arterias y aumenta el riesgo de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares.
– Caries: el azúcar se adhiere a los dientes y favorece el crecimiento de bacterias que producen ácidos que erosionan el esmalte dental y causan caries.
– Envejecimiento prematuro: su consumo genera radicales libres, unas moléculas que dañan las células y aceleran el proceso de envejecimiento. También afecta a la producción de colágeno y elastina, unas proteínas que mantienen la firmeza y elasticidad de la piel.
– Depresión: provoca altibajos en los niveles de glucosa en la sangre, lo que afecta al estado de ánimo y puede causar ansiedad, irritabilidad o depresión. También reduce la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula el bienestar emocional.
Cómo reducir el consumo de azúcar
Para reducir el consumo y mejorar nuestra salud, podemos seguir estas recomendaciones:
– Leer las etiquetas de los productos: muchos alimentos procesados contienen azúcares añadidos que no siempre son evidentes. Por ejemplo, el pan, los cereales, las salsas, los yogures o los zumos pueden tener altas cantidades. Debemos fijarnos en los ingredientes y evitar aquellos que contengan términos como sacarosa, glucosa, fructosa, jarabe de maíz o maltosa.
– Elegir alimentos naturales: los alimentos frescos y naturales como las frutas, las verduras, los frutos secos o las legumbres no contienen azúcares añadidos y nos aportan vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes que benefician nuestra salud.
– Evitar las bebidas azucaradas: las bebidas como los refrescos, los jugos o las bebidas energéticas tienen altas cantidades de azúcar y calorías vacías. Es mejor optar por el agua o infusiones para hidratarnos.
– Reducir el consumo de dulces: los dulces como las galletas, los pasteles, los chocolates o los helados son fuentes de azúcar y grasas saturadas que perjudican nuestra salud. Podemos consumirlos ocasionalmente y con moderación.
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