Estados Unidos se enfrenta a un posible impago de su deuda pública si el Congreso no actúa pronto para elevar el límite legal de endeudamiento del gobierno.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió el lunes que el país podría quedarse sin fondos para pagar sus obligaciones a principios de junio, lo que tendría graves consecuencias para la estabilidad financiera global.
¿Qué es el límite de la deuda y por qué existe?
El límite de la deuda es el máximo que el gobierno federal puede pedir prestado para financiar sus gastos. Fue establecido por primera vez en 1917 y desde entonces ha sido modificado varias veces por el Congreso. El objetivo del límite es controlar el nivel de endeudamiento público y evitar un gasto excesivo.
Sin embargo, el límite no tiene en cuenta el presupuesto aprobado por el Congreso y el presidente, que determina los ingresos y los gastos del gobierno. Esto significa que el gobierno puede gastar más de lo que recauda en impuestos, generando déficits que deben cubrirse con préstamos.
Cuando el gobierno se acerca al límite de la deuda, debe recurrir a medidas extraordinarias para seguir funcionando, como suspender las inversiones en ciertos fondos federales o retrasar los pagos a algunos acreedores. Estas medidas solo pueden durar unos meses antes de que el Tesoro se quede sin opciones y se enfrente al riesgo de impago.
¿Qué pasaría si Estados Unidos incumpliera su deuda?
Si Estados Unidos no pudiera pagar sus obligaciones financieras, se produciría un impago técnico o selectivo, que afectaría a los tenedores de bonos del Tesoro, los beneficiarios de programas sociales como el Seguro Social o Medicare, los empleados federales, los contratistas del gobierno y otros acreedores.
Un impago tendría un impacto negativo en la confianza de los inversores y los consumidores, elevando las tasas de interés y los costos de endeudamiento para el gobierno y el sector privado. También podría provocar una rebaja en la calificación crediticia de Estados Unidos, que actualmente es AAA, la más alta posible.
Además, un impago podría desencadenar una crisis financiera global, dado que el dólar estadounidense es la principal moneda de reserva mundial y los bonos del Tesoro son considerados como uno de los activos más seguros y líquidos. Una pérdida de confianza en la solvencia de Estados Unidos podría provocar una fuga de capitales, una depreciación del dólar y una caída en los mercados bursátiles.
¿Qué se puede hacer para evitar un impago?
La única forma de evitar un impago es que el Congreso apruebe una ley para elevar o suspender el límite de la deuda antes de que se agoten las medidas extraordinarias del Tesoro. Sin embargo, este proceso suele estar marcado por la disputa política entre los partidos republicano y demócrata, que tienen diferentes visiones sobre el nivel adecuado de gasto público y fiscalidad.
En ocasiones anteriores, el Congreso ha logrado llegar a acuerdos de última hora para evitar un impago, pero no sin generar incertidumbre y volatilidad en los mercados.
El caso más grave se produjo en 2011, cuando una prolongada negociación entre el presidente Barack Obama y los republicanos llevó a Estados Unidos al borde del impago y provocó la primera rebaja en su calificación crediticia por parte de la agencia Standard & Poor’s.
Actualmente, el presidente Joe Biden y los demócratas controlan tanto la Cámara de Representantes como el Senado por estrechos márgenes, lo que podría facilitar la aprobación de una ley para elevar o suspender el límite de la deuda.
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