El Amazonas, el río más caudaloso y biodiverso del mundo, está sufriendo una de las peores sequías de su historia, que amenaza la vida de sus habitantes y de sus especies únicas. Una de las más afectadas es el delfín rosado, un mamífero acuático que se caracteriza por su coloración rosada y su inteligencia.
Desde finales de septiembre, se han encontrado más de 100 cadáveres de delfines rosados en el lago Tefé, un afluente del río Amazonas en Brasil. Los investigadores del Instituto de Desarrollo Sustentável Mamirauá sospechan que la causa de la muerte está relacionada con las altas temperaturas y la falta de agua que ha reducido el nivel del río y ha aumentado la acidez del lago.
Los delfines rosados son una especie endémica del Amazonas, que habita en las cuencas de los ríos Amazonas, Orinoco y Madeira. Se alimentan de peces, cangrejos y tortugas, y pueden medir hasta 2,5 metros de largo y pesar hasta 98 kilos. Son animales sociales y curiosos, que se comunican mediante sonidos y ecolocación.
Delfines rosados, las víctimas silenciosas de la sequía en el Amazonas
La sequía en el Amazonas no solo afecta a los delfines, sino también a más de 500.000 personas que dependen del río para su subsistencia. La navegación, la pesca, la agricultura y el abastecimiento de agua, alimentos y combustibles se han visto seriamente perjudicados por la bajada del caudal del río, que ha dejado varados a muchos barcos y ha provocado la aparición de bancos de arena.
Según el Centro de Monitoreo de Alertas y Desastres Naturales (Cemaden), la sequía puede extenderse hasta enero del próximo año y solo comenzar a mejorar en marzo o abril. El fenómeno de El Niño, el calentamiento del Atlántico tropical, los incendios forestales y la deforestación son algunos de los factores que han contribuido al deterioro del clima y del ecosistema en la región.
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