Hanukkah es una de las fiestas más importantes del judaísmo, que conmemora el milagro del aceite que duró ocho días en el Templo de Jerusalén, tras la victoria de los macabeos sobre los griegos.
Durante esta celebración, que dura ocho noches, los judíos encienden una vela cada día en un candelabro especial llamado januquía, juegan con una peonza llamada dreidel y se intercambian regalos. Pero también hay una tradición culinaria muy especial, que tiene que ver con el aceite milagroso.
El aceite es el protagonista de la comida de Hanukkah, ya que simboliza la luz que iluminó el Templo durante ocho días, cuando solo había aceite para uno. Por eso, los judíos consumen alimentos fritos en aceite, que además son muy sabrosos y calóricos, ideales para el invierno.
¿Cómo celebran los judíos Hanukkah con su comida?
Los platos típicos
Entre los platos típicos de Hanukkah, se destacan los latkes, unos pastelitos fritos de papa y cebolla, que se suelen acompañar con crema agria o compota de manzana.
También son muy populares los buñuelos, que pueden ser dulces o salados, y que se rellenan con queso, carne o verduras. Pero el postre más famoso son las sufganiyot, unas donas rellenas de mermelada, chocolate o crema, que se cubren con azúcar glas.
Las variantes regionales
La comida de Hanukkah varía según la región y la tradición de cada comunidad judía. Por ejemplo, en algunos países de Europa del Este, se preparan unos panqueques de queso llamados blintzes, que se sirven con miel o frutos secos. En el norte de África, se hacen unas tortitas de sémola llamadas sfenj, que se bañan en almíbar o miel. Y en algunos países de Oriente Medio, se elaboran unos rollos de hojaldre rellenos de nueces y dátiles, llamados ma’amoul.
La bendición de los alimentos
Antes de comer, los judíos recitan una bendición especial para agradecer a Dios por el milagro del aceite y por los alimentos que van a consumir.
La bendición dice así: “Baruj atá Adonái, Eloheinu melej haolam, asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu lehadlik ner shel Janucá” (Bendito seas tú, Señor, nuestro Dios, rey del universo, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has ordenado encender la vela de Hanukkah).
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