El papa Francisco descansa ya en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Una lápida de mármol de Liguria, con la sencilla inscripción “Franciscus”, marca el lugar donde fue sepultado el pontífice, cumpliendo su expreso deseo.
Sobre la tumba, destaca un crucifijo de plata iluminado por una única luz. La ceremonia de entierro se realizó en privado, tras el funeral público celebrado el sábado en la Plaza de San Pedro.
Desde las primeras horas del domingo, miles de fieles acudieron al templo para rendir homenaje. Según datos oficiales de la Prefectura de Roma, más de 30.000 personas visitaron el sepulcro en su primer día de apertura.
La sencillez marca la tumba del papa Francisco en Santa María la Mayor
Al respecto, se conoció que la basílica, cercana al Coliseo, fue elegida por el mismo Francisco debido a su profunda devoción a la Virgen María.
La tumba se ubica junto a la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, objeto de frecuente veneración por el difunto pontífice latinoamericano.
Durante la tarde del domingo, un numeroso grupo de cardenales rezó ante la tumba de Francisco. La ceremonia, presidida por monseñor Rolandas Makrickas, incluyó cantos gregorianos y oraciones por el eterno descanso del Santo Padre.
Los cardenales también iniciaron un proceso de reflexión interna de cara al próximo cónclave. Durante la semana, se realizarán congregaciones generales en el Vaticano para perfilar los retos de la Iglesia y las candidaturas al papado.
El tan esperado cónclave de la Iglesia Católica para definir al próximo Santo Padre, deberá comenzar entre el 5 y el 10 de mayo proximos.
En su testamento espiritual, Francisco pidió expresamente un entierro sencillo y la elección de un lugar fuera del Vaticano, gesto que ha sido ampliamente interpretado como una señal de cercanía con el pueblo.
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