Nuevos mensajes de texto revelan la verdad sobre el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, que desaparecieron en el 2014 tras ser atacados por la policía y el cártel de Guerreros Unidos en Iguala, Guerrero. Los mensajes, obtenidos por la DEA y publicados por el New York Times, muestran la colusión entre los criminales, la policía y el ejército, y el posible motivo del crimen.
Los mensajes son parte de las 23 mil intercepciones telefónicas que realizó la DEA en el 2014, cuando vigilaba al cártel de Guerreros Unidos por su participación en el tráfico de drogas hacia Chicago. Los mensajes fueron entregados al gobierno mexicano hasta el 2022.
Según los mensajes, los estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, que viajaban en autobuses de pasajeros, fueron confundidos con rivales del cártel que intentaban invadir su territorio. El cártel ordenó a la policía local que los detuviera y se los entregara.
Cómo la DEA descubrió los mensajes de la colusión entre el cártel, la policía y el ejército en el caso Ayotzinapa

Los policías eran subordinados del cártel y les pagaban sobornos para proteger sus actividades ilícitas. Los mensajes muestran que los policías recibían órdenes directas de los narcotraficantes, e incluso les proporcionaban armas.
Los estudiantes fueron llevados a una casa, donde fueron asesinados, descuartizados e incinerados en un crematorio propiedad de la familia de un forense que trabajaba para el cártel. El forense también prestaba servicios al cártel enviando fotos de cadáveres y evidencia en escenas de crímenes.
Los mensajes también revelan que el ejército estaba al tanto de lo que ocurría en tiempo real, gracias a un software espía llamado Pegasus, pero no intervino para salvar a los estudiantes. Los militares también recibían sobornos del cártel y les ayudaban a evitar la presencia de sus enemigos y las investigaciones de otras autoridades.
Un reportaje del New York Times expone la verdad sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa
Los mensajes muestran que los traficantes y sus colaboradores se quejaban de la insaciable codicia de los soldados, y se referían a ellos como putos a los que tenían en la bolsa. Uno de los sicarios que secuestró a los estudiantes contó años después cómo se fue a una borrachera con soldados.
El caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa es una herida abierta para la sociedad mexicana que reclama nueve años después por justicia y verdad. El gobierno mexicano- mientras tanto, se ha comprometido esclarecer lo ocurrido y castigar a los responsables.
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