Ole Gunnar Solskjaer tecnico del Manchester United se quedó hablando con algunos aficionados de la grada de Old Trafford al término del partido con el Fulham. No era un gesto más, era una manera de proseguir con una tradición que tenía Alex Ferguson, su mentor, y que muestra el empeño del noruego en que los tiempos de gloria del United vuelvan a ser una realidad.
Para el Manchester United el equipo más laureado de Inglaterra, llevar ocho años sin ganar la Premier League es poco más que una ofensa. Disputar la Liga Europa, un castigo amable si se ganara el título. No oler las copas domésticas, un tropiezo más. Desde que se fuera Ferguson, el equipo nunca ha alcanzado aquellas cotas de éxito.
No ha ayudado tampoco la revitalización del Liverpool o el surgimiento del Manchester City, pero lo cierto es que la gestión del equipo no ha sido la adecuada, como han mostrado las numerosas protestas acaecidas tras la unión y posterior disolución de la Superliga europea.
El Manchester United es un club que fue muy grande y que trata de volver a serlo. Para ello ha acometido grandes fichajes en los últimos años, algunos muy exitosos, como el de Bruno Fernandes, otros a medio convencer, como Paul Pogba y Harry Maguire, y otros que se podrían tachar de fracasos, como el de Donny Van de Beek.
El equipo sigue gastando, se lo permite ser uno de los clubes financieramente más exitosos del mundo, pero parece que lo empieza a hacer con cabeza, como demuestra la incorporación de Edinson Cavani este año o la inversión de jóvenes como Amad Diallo.
Solskjaer, que se ha tambaleado en muchos momentos y al que han salvado momentos puntuales como las victorias en París en Champions, está en su mejor momento en Old Trafford. Al fin se ha hecho con las hechuras de entrenador de élite y ha encontrado un camino para dirigir a sus jugadores.
Su dibujo pasa por una defensa de cuatro, con dos laterales ingleses, seleccionables por Gareth Southgate, como Aaron Wan-Bissaka y Luke Shaw (votado esta temporada jugador favorito de la afición), y un central como Harry Maguire (que será baja contra el Villarreal) y Victor Lindelof, asentado tras años de vaivenes.
Por delante se sitúa un doble pivote, cambiante. El noruego juega con un amplio registro de jugadores para esa posición. Pueden ser Scott McTominay y Fred, uno de los caprichos de Mourinho que se ha ganado el puesto poco a poco. Puede bajar a esa posición también Pogba, e incluso podría entrar Van de Beek, aunque el holandés está poco más que denostado. El centro del campo lo completa la joya de Bruno Fernandes.
Un ’10’ que ha procurado 28 goles y 17 asistencias esta temporada y que es figura omnipresente en el ataque de los ‘Diablos Rojos’. Si el equipo avanza, el portugués está presente.
El tridente de esta especie de 4-2-3-1, lo completan Marcus Rashford por una banda, Pogba, Daniel James o Mason Greenwood por la otra, y arriba Edinson Cavani. El uruguayo le ha dado al equipo la figura del ‘nueve’ de antaño que no tenían desde la marcha de Zlatan Ibrahimovic.
Con diez tantos en Premier y cinco en Europa, Cavani ha olvidado los problemas extradeportivos de inicio de año y se ha autoconvencido incluso para renovar por otra temporada. Su figura fue determinante en semifinales y su experiencia, con 34 años, será clave para que el Manchester United revalide el título europeo que ya logró en 2017.
El Villarreal tendrá enfrente al que seguramente sea el mejor Manchester United desde que se marchó Ferguson y que ve en esta Liga Europa la oportunidad de poner no la guinda al pastel, pero sí los cimientos de un equipo que vuelve a oler a gloria y al que este título espolearía.
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EFE
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