En 2017, Alison Vivas, una joven colombiana de 22 años, aceptó lo que parecía ser una oferta laboral prometedora en México. A través de una amiga, Alison viajó con la ilusión de trabajar como recepcionista en un restaurante, pero al llegar descubrió que había sido víctima de una red de trata de personas.
La historia comenzó con su llegada al aeropuerto de Cancún, donde un hombre la recogió bajo falsas pretensiones. Pronto fue llevada a una casa junto con otra mujer colombiana, aparentemente en condiciones normales. Sin embargo, al cabo de unos días, todo cambió.
El trabajo ofrecido no existía. En su lugar, Alison y otras mujeres eran obligadas a participar en actividades de explotación sexual para saldar una supuesta “deuda” que les habían impuesto. “Pensaba que estaba firmando un contrato laboral, pero solo aseguraba mi esclavitud”, contó en una entrevista reciente.
Víctima de trata de personas: el relato de una colombiana engañada por una amiga
Las condiciones eran inhumanas, y las reglas impuestas dificultaban cualquier intento de escape. “Cada día la deuda parecía crecer, no importaba cuánto trabajara”, relató. Alison también reveló que muchas mujeres no lograban salir vivas de ese lugar.
Un operativo policial permitió rescatar a Alison y otras víctimas, quienes finalmente pudieron regresar a sus países de origen. Ahora, comparte su historia en espacios como el podcast ‘Vos Podés’, buscando alertar y prevenir a otras mujeres sobre los riesgos de la trata de personas.
Alison advierte que esta problemática no existiría sin la demanda de quienes alimentan estas redes. “La explotación no sería posible si no tuvieran a quién venderle”, concluyó.
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