Hamish Harding es un aventurero que ha logrado hazañas extraordinarias en el aire, el espacio y el mar. Este multimillonario británico, fundador de una empresa de aviación privada, ha batido tres récords Guinness, ha acompañado al legendario astronauta Buzz Aldrin al Polo Sur y ha viajado al espacio con la compañía de Jeff Bezos, Blue Origin.
Pero su última expedición podría haber sido la más arriesgada de todas. Harding se embarcó en un submarino turístico de la empresa OceanGate Expeditions para visitar los restos del Titanic, el famoso transatlántico que se hundió en 1912 en el océano Atlántico.
Junto a otras cuatro personas, Harding partió el pasado domingo desde la costa de Terranova, Canadá, hacia el lugar del naufragio, a unos 3.800 metros de profundidad y a casi 600 kilómetros de distancia.
El destino incierto de Hamish Harding, el multimillonario que quiso ver el Titanic a bordo de un submarino
Sin embargo, el submarino nunca regresó a la superficie y se desconoce su paradero. La Guardia Costera de Boston inició una operación de búsqueda y rescate el lunes por la mañana, pero hasta ahora no ha habido señales del sumergible ni de sus ocupantes. La familia de Harding confirmó que él estaba a bordo y pidió respeto y privacidad en estos momentos difíciles.
OceanGate Expeditions es una compañía que ofrece a los turistas la oportunidad de explorar el Titanic por un precio de 250.000 dólares.
Según su página web, se trata de una “oportunidad de salir de la vida cotidiana y descubrir algo verdaderamente extraordinario”. La empresa utiliza una tecnología avanzada para comunicarse con los submarinos mediante los satélites Starlink del magnate Elon Musk.
Harding era un apasionado de la exploración y la aventura. En 2019, lideró una misión que batió el récord mundial de velocidad en la circunnavegación del globo por ambos polos, para celebrar el 50 aniversario del alunizaje del Apolo 11.
En 2021, junto con Victor Vescovo, descendió al punto más profundo del océano, el abismo Challenger, en la fosa de las Marianas, donde estableció el récord de mayor distancia recorrida y mayor tiempo permanecido a plena profundidad oceánica.
Ahora, su destino está en manos del océano y de las autoridades que intentan localizarlo. Su historia es un ejemplo de valentía y curiosidad, pero también de los riesgos que conlleva adentrarse en los lugares más remotos e inhóspitos del planeta.
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